Cuando paseamos por las ciudades de Italia nos da un hambre inimaginable, claro cómo no, si en todas las calles encontramos los más variados y tentadores aromas de la gastronomía italiana.
La cocina itálica no solo conforma pizzas y pastas, sino que tienen platos típicos muy variadas, peculiares de las regiones y caseríos.
Es imposible que uno no sienta el gruñido feroz al escribir estas líneas. Cuando paseas por las calles es imposible no toparse con restaurantes o trattorías donde encontraremos las más variadas pastas, pizzas, risottos y buenas carnes.
Como entrada los vegetarianos podemos elegir ensaladas y los que gustan de carnes, los embutidos como el afamado prosciutto de Parma. Como primer plato podremos degustar una sopa caliente insuperablemente aromatizada o de preferencia algunas pastas y se te antoja una lasagna o un poco de arroz bañado en caldo de carne, también puedes disfrutar, aunque unos ñoquis con queso ricotta no le caería nada mal.
Para el plato de fondo siempre están las carnes o los pescados, que resultan sumamente apetitosos desde el aroma que llega de la cocina, una Bistecca a la Florentina o un buen platillo de Ossobuco nos saciarán el hambre.
Para terminar el rico menú será infaltable la cuota de dulce, desde la tradicional gelatto o el laborioso y exquisito Tiramisú, una enorme Casatta, torres de crema o un cóctel de frutas. Todo este recorrido culinario se puede acompañar con un buen vino Marsala o Chianti. En caso que no le gusta los vinos podemos optar por los cafés como el Espresso o el Corretto con un poco de leche.