Esta es la segunda parte del Recorrido por Venecia, en el que seguiremos conociendo lugares y destinos importantes dentro de esta afamada ciudad como lo es Venecia.
Hay ciudades en el mundo que presumen de alguna calle o avenida o de algunas; no pocas ciudades acuáticas se han apropiado del calificativo «La Venecia de…» sólo por sus vías acuáticas, pero solamente Venecia puede presumir con justicia de conservar unos canales como los suyos, tal vez los más artísticos del mundo, entre los que destaca por derecho propio el Gran Canal: 3.800 metros lineales de belleza, 200 palacios y ejemplos artísticos y arquitectónicos de los siglos XII al XVIII. Entre los palacios situados en sus orillas sobresale la bella Ca’ d’Oro, precioso ejemplo, tal vez el más importante del gótico civil de la ciudad, cuya fachada, labrada como una joya, puede admirarse desde el Gran Canal, cerca del Puente de Rialto o el Puente de los Suspiros.
Puente de los Suspiros
Una de las imágenes más conocidas del Gran Canal y por ende de Venecia es el Puente de los Suspiros, que unía el Palacio Ducal con las cárceles y cuyo nombre viene por los suspiros de los condenados que eran conducidos a las mazmorras del Dux que, tal vez, dudaban en recorrerlo en sentido inverso hasta transcurrido un largo tiempo o, tal vez nunca.
Puente de Rialto
Este puente es precisamente otra de las imágenes más reproducidas y conocidas de la ciudad y uno de los tres que cruza esta vía acuática, la más importante de la ciudad; fue construido en el siglo XV, sobre un solo arco, sin más apoyos. Desde aquí podemos desplazarnos, ahora sobre tierra firme, por la calle Mercerie, una de las primeras calles pavimentadas de la ciudad y la más activa, la más animada de toda la ciudad. De día atrae por sus numerosas tiendas, las mejores de la ciudad, mientras que de noche es una de las preferidas por los caminantes nocturnos.
Existen otros importantes núcleos, como son los de la plaza de los Santos Juan y Pablo, con la basílica del mismo nombre, pero conocida por todos como de San Zanipolo, gótica, otra de las más hermosas de toda la ciudad y cuya construcción, comenzada en el siglo XIII, requirió casi dos siglos para ser rematada; en este templo reposan los restos de buena parte de los personajes más destacados de Venecia a lo largo de sus historia y conserva numerosas e interesantes obras de arte.
Junto a ella se encuentran la Escuela Grande de San Marcos y la estatua ecuestre de Bartolomeo Colleoni, obra de Verrocchio. Otro espacio urbano de gran interés se encuentra también cerca del Gran Canal, pero en la parte opuesta: el barrio de San Polo, donde se hallan dos edificios de enorme importancia: la iglesia de Santa María Gloriosa dei Frari y la Escuela Grande de San Rocco.
Santa María Gloriosa dei Frari
La iglesia de Santa María Gloriosa dei Frari, de finales del siglo XV, como santuario de un cuadro de la Virgen por el que los venecianos sentían una gran devoción; entre las joyas artísticas que conserva el templo se encuentran algunos cuadros de Tiziano.
Escuela Grande de San Rocco
Antes de centrarnos en la Escuela Grande de San Rocco, es conveniente detenernos brevemente para conocer un poco cómo eran esas instituciones, típicamente venecianas: las «Scuole», de las que la de San Rocco es una de las más importantes y que sumaban un total de ocho, pueden definirse como una combinación de cofradías religiosas y corporaciones de artes y oficios, embellecidas y enriquecidas a lo largo del tiempo por sus integrantes.
En ésta de San Rocco, destaca su iglesia, uno de los más importantes monumentos venecianos por la extraordinaria riqueza artística que atesora. Pertenece al estilo gótico más puro y fue construida entre los siglos XIV y XV; la descripción de sus obras de arte haría palidecer a no pocos museos: 56 obras de Tintoretto, que invirtió veinticinco años de su vida en la decoración del interior del templo; se cuenta que el artista, para ganar el concurso, en vez de presentar, como cualquiera de los candidatos, un simple boceto, lo hizo con un cuadro totalmente pintado; además de esta maravillosa colección, hay que hacer mención del lienzo de la Virgen de Ca’ Pesaro, de Tiziano, el tríptico de Giovanni Bellini o la talla en madera del San Juan de Donatello, sin olvidar otras obras de grandes artistas venecianos.
Isla de San Giorgio Maggiore
Otra de las imágenes más difundidas de Venecia es la Isla de San Giorgio Maggiore. Allí destaca la silueta de la basílica, reconstruida por Palladio en el siglo XVI y que conserva una rica colección artística, con cuadros de Bassano, Carpaccio y Tintoretto.
Otros lugares de Venecia
Toda la ciudad es un museo, pero hay lugares en los que los amantes del arte tienen un obligado punto de encuentro, como la Gallerie dell’Accademia, el Museo Correr, la Collezione Peggy Guggemheim, Ca’ Rezzonico y Ca’ d’Oro. Otros lugares que no debemos dejar de visitar en Venecia son el ghetto judío y los talleres donde se elabora el famoso cristal veneciano.
Carnavales de Venecia
Destacaban los primitivos carnavales por una duración y un fasto inauditos, se cuenta que aquellos carnavales irrepetibles se prolongaban a los largo de seis meses, con la, por otra parte, lógica interrupción del tiempo de cuaresma y Semana Santa, y que tenía su prolongación en una fiesta que parecía casi interminable y que se vio sensiblemente mermada después del siglo XVIII, que también marcaría el comienzo de la decadencia de la brillante Venecia.
Sin embargo, al llegar el carnaval, la ciudad se viste de fiesta y los elegantísimos disfraces se convierten en la nota de color en la ciudad. Se celebra en cualquier punto de Venecia, pero el lugar más destacado de la fiesta es la Plaza de San Marcos, punto neurálgico del carnaval veneciano.
La Serenísima Venecia se encuentra amenazada, es una realidad que, pese a entristecernos no deja de ser evidente. Nadie desconoce que, poco a poco, Venecia se hunde en la misma laguna de la que pareció surgir; se está utilizando la más avanzada tecnología para salvarla de su progresivo deterioro, motivado, en parte, por el abandono de buena parte de sus habitantes, cuyas familias moraban en la ciudad desde hace siglos. Incluso se procura disminuir el número de visitantes a la ciudad. Esa no es la imagen y el recuerdo que merece Venecia, una de las ciudades más hermosas, sorprendentes del mundo, una ciudad a la que se puede definir, sin temor a equivocarse, como única.
Esperemos que, algún día, lo que parece la condena irremisible de Venecia quede sólo en un mal sueño y nuevamente, vuelva a brillar, como en sus mejores tiempos, aquellos en los que sus comerciantes eran los amos del Mediterráneo oriental y se aventuraban donde nadie se atrevía a llegar; la ciudad en la que los grandes artistas dejaron lo mejor de su trabajo y sonaba la música de Monteverdi, Cavalli o Vivaldi.
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